Prostitución en la Antigua Grecia

¡Hola de nuevo, amantes de la mitología! Hoy damos la bienvenida a la primavera y qué mejor que celebrar el buen tiempo con un nuevo post en El oráculo de Delfos, donde comentaremos uno de los temas menos estudiados y conocidos por aquellos a quienes os interesa esta época histórica y todo lo que ha significado y significa.

Vamos a hablar de la prostitución en la Antigua Grecia: qué tipos de profesionales del sexo había, cuáles eran sus formas y servicios, cómo eran vistas por la sociedad de la Hélade y la prostitución masculina. Igualmente, conoceremos la historia de Friné, la hetaira más famosa de Atenas.

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La visión de la sociedad griega

La prostitución era vista de forma habitual y cotidiana en la Antigua Grecia, por lo que sobre ella no recaía ningún tipo de tabú, no había distinción social entre hombres y mujeres (aunque la mayoría de consumidores eran hombres) y era un hecho que se comentaba en debates, teatros y escritos con total libertad. Esto no evita que las condiciones en las que trabajaban la mayoría fueran pésimas y humillantes. De hecho, en la mayoría de polis se les llamaba popularmente «aquella que aprieta la tierra», haciendo referencia a que muchas veces el servicio se daba directamente en el suelo.

Del mismo modo y como suele pasar con los testimonios antiguos, los puntos de vista sobre este tema variaban según los autores. Así, el pseudo- Demóstenes informaba en una de sus obras que existían «las cortesanas para el placer, las concubinas para proporcionarnos cuidados diarios y las esposas, que nos dan hijos legítimos y son guardianas de nuestra casa»; mientras que Aristóteles defendía que «la mujer debe estar bajo constante supervisión masculina», independientemente de su oficio o posición social (esclava o mujer libre).

En la Antigua Grecia, las leyes que protegían el matrimonio entre hombre y mujer libres eran mucho más estrictas que cuando esta unión conyugal se daba con esclavas u otros tipos de mujeres. Aún así y como la mayoría de matrimonios no se hacían por amor, de daba una especie de vacío legal (se juzgaba más por costumbre) respecto a la prostitución. Se daba por hecho que los hombres buscaban el placer sexual fuera de casa, ya fuera recurriendo a las hetairas o introduciendo una concubina en casa.

Así, la prostitución era una de las actividades económicas de primer nivel en las principales polis (Atenas y Esparta) y sobre todo en las ciudades portuarias, donde los marineros y soldados frecuentaban burdeles después de faenar o regresar de las batallas. Como cualquier otro servicio, de la prostitución se recaudaban impuestos y existían leyes que protegían esta actividad sexual: en el siglo VI a.C, en Atenas, el político Solón decidió aprobar las Leyes de Digesto, con las que se legalizó este oficio y se fomentó la prostitución barata en los burdeles públicos (a cargo de las pornai, como veremos a continuación).

En cuanto a la representación artística de la prostitución, esta era mostrada en cuatro tipos de escenas: cortesanas en banquetes, en el acto sexual (en la posición del perro o representadas como un monedero, por el carácter económico del oficio), en el tocador (resaltando las curvas y la naturalidad de la mujer) y en malos tratos (dobles penetraciones, agresiones físicas y otro tipo de humillaciones).

Tipos de prostitutas en la Antigua Grecia

No todo ciudadano podía optar a las mismas mujeres, sino que dependía de su poder adquisitivo y clase a la que pertenecía. Las prostitutas se dividían según las condiciones de su oficio, el precio de su servicio y su nivel cultural (las cortesanas de primera clase eran consideradas mujeres libres y eran estudiosas de diferentes ciencias).

Nuestra polis rebosa de hombres pobres a los que la naturaleza les obliga duramente a buscar el placer sexual y se perderán por caminos nefastos si no actuamos. Para ellos has comprado y, después, instalado en diversos lugares a mujeres bien equipadas y muy dispuestas. – Ateneo en El banquete de los eruditos (en referencia a las Leyes de Digesto de Solón).

Así, diferenciamos cinco tipos de prostitutas de menor a mayor condición social:

  • Pornai o dictiriades. Las pornai atendían a los hombres de las clases más bajas, debido a su condición, edad y precio de sus servicios. Normalmente trabajaban en burdeles públicos de las zonas costeras y eran viudas, pobres, esclavas, extranjeras secuestradas o mujeres que no habían encontrado marido y eran demasiado mayores como para casarse y tener hijos. Como eran las profesionales más baratas, recaudaban cantidades de dinero suficientes como para construir pequeños templos dedicados al culto al cuerpo y a la diosa Afrodita. Solían no tener estudios y estar profundamente instruidas en todo tipo de técnicas sexuales. Se maquillaban y vestían de forma muy llamativa y eran obligadas a cortarse el pelo (como símbolo de sumisión) y, en ocasiones, se ponían una peluca rubia para ser distinguidas de las mujeres nobles y las doncellas (estas llevaban el pelo oscuro).

Dato curioso: Esparta era la única polis en la que no había pornai porque la moneda que se usaba, de hierro, no era reconocida fuera de esta polis, por lo que no suponía un negocio rentable para las hetairas reconocidas o los proxenetas.

  • Dictiriades independientes. Las prostitutas independientes podían trabajar en sus casas, en burdeles públicos o privados. Podemos decir que, básicamente, iban a comisión con los diferentes establecimientos para el sexo. Todas ellas estaban registradas y pagaban impuestos. Igualmente llevaban pelucas rubias, maquillajes escandalosos y túnicas llamativas, pero trabajaban por las calles. Así, se las conocía por llevar ropas cortas para que las sandalias quedaran a la vista, ya que, en una de las suelas, se leía la inscripción «¡sígueme!» para cuando sus clientes preferían solicitar el servicio de una forma más discreta. Muchas veces, las pornai independientes eran contratadas para amenizar cenas o espectáculos.
  • Auletrides. Las auletrides se dedicaban a servir a los hombres de clase media. Normalmente, estas prostitutas eran vendidas e instruidas desde que eran niñas en el arte sexual y, aunque aún eran consideradas esclavas, sus ingresos y nivel de vida eran mucho mejores que las dos anteriores. Podían ejercer en calles o burdeles, pero normalmente eran contratadas para fiestas, orgías y espectáculos, ya que dominaban el arte del baile erótico y el streap-tease.
Hetaira Antigua Grecia
Las hetairas eran la clase más alta de las prostitutas en la Antigua Grecia. Mujeres libres e intelectuales, podían escoger a quién ofrecer servicio.
  • Pallakai. Estas mujeres eran las concubinas y se encontraban a medio camino entre la libertad y la esclavitud. Cuando una prostituta encontraba un amante, un cliente habitual, era una celebración en todo el gremio y esta pasaba a considerarse pallakai. Aunque como tal no tenían protección legal por parte del hombre, sí podían llegar a vivir en su casa y ser mantenidas, lo que aumentaba notablemente la fuente de ingresos. Entre las clases medias-altas era muy normal tener concubinas, era costumbre, por lo que las respectivas esposas debían convivir con ellas con total naturalidad. El objetivo para con ambas era muy diferente.
  • Hetairas. Las heteras o hetairas eran las prostitutas de lujo, más jóvenes y más bellas que ninguna. Se diferenciaban de las auletrides en que estas sí eran consideradas mujeres libres, con estudios (eran preparadas para el arte del sexo y para el diálogo, los debates, la danza, la declamación y la música) y con libertad para tomar decisiones y acudir a eventos públicos con sus clientes. Debido a que estos clientes eran grandes soldados, terratenientes, políticos, filósofos y clérigos, las hetairas eran invitadas a los banquetes (symposion) como acompañantes y donde se hablaba sobre ciencias, filosofía, matemáticas o política y donde sus argumentos eran respetados y admirados por muchos hombres. Eran muchos los autores que las describían como «únicas mujeres libres de Grecia», sin estar bajo supervisión de ningún hombre.

 

La hetaira Friné

La imagen destacada de esta publicación es una representación de 1865 en óleo sobre lienzo de la hetaira Friné, por el pintor francés Jean-Léon Gérôme; y es que estas prostitutas de alta clase eran famosas en las polis y muy reconocidas por su sabiduría y su elegancia. En concreto, Mnesarete (apodada Friné), dedicó su vida al arte. Así, se dice que sirvió como inspiración y modelo para muchos escultores y pintores, pero que destacaba por su gran habilidad como hetaira y su belleza característica.

En una ocasión, Friné salía desnuda del mar a la vista de todos los hombres y el pintor griego Apeles usó su figura como inspiración para su cuadro de la diosa Afrodita saliendo de las aguas:

Venus Anadiómena, Apeles
El pintor griego Apeles usó a Friné como inspiración para el cuadro Venus Anadiómena, donde se mostraba a Afrodita saliendo de las aguas

El caso es que, durante gran parte de su juventud, sirvió de modelo a su amante y escultor Praxíteles, uno de los mayores virtuosos de la Antigua Grecia. La belleza de la joven era tal que hasta ella misma llegó a compararse con la diosa Afrodita, algo que estaba penado (incluso con la muerte) por las autoridades que formaban el Areópago o Consejo de Ancianos. Praxíteles contrató a Hipérides para su defensa, el abogado de mayor prestigio en la época, pero esto no sirvió para convencer a los ancianos. Entonces, se fijó en que la inmensa mayoría de ellos ansiaban deleitar sus vistas con el cuerpo de Friné. Allí mismo y sin previo aviso desprendió la túnica que cubría a la joven, consiguiendo aplausos, gritos y, por supuesto, su absolución. 

La historia de Friné ha pasado a la historia por estar íntimamente relacionada con el origen de la abogacía en la Antigua Grecia, una profesión que no daba total confianza entre los ciudadanos porque se suponía que los abogados eran grandes virtuosos de la oratoria y la capacidad de manipulación. Esta última acción estaba muy mal vista en la sociedad griega, ligada al diálogo y a la defensa de la verdad.

 

Prostitución masculina y pederastia en la Antigua Grecia

La prostitución masculina en la Antigua Grecia estaba igualmente legalizada en las polis como la femenina, aunque había tres diferencias principales: en primer lugar, los hombres que practicaban este oficio eran únicamente adolescentes, porque se consideraba que la belleza masculina comenzaba en la pubertad y acababa en el momento en que se desarrollaba la barba (símbolo desagradable y sucio en la sociedad de la Hélade). Así, aquellos que querían dedicarse a la prostitución debían depilarse a conciencia en cada servicio; en segundo lugar y pese a su legalidad, el hecho de que un hombre se dedicara a la prostitución era un acto aceptado pero mal visto en la sociedad. Los prostitutos tenía restringidos sus derechos civiles como ciudadano y sus padres estaban en derecho de desheredarlos y repudiarlos legalmente; y en tercer lugar, hay que considerar que la prostitución masculina era, en su mayoría, demandada por hombres (aunque hubiera servicio para mujeres) también en burdeles públicos.

Prostitución masculina en la Antigua Grecia - Museo Metropolitano de Arte de Nueva York
Un hombre griego paga a un joven por servicios sexuales. Este detalle, del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, es una composición circular en una cílica

Sin ningún tipo de distinción entre clases, los prostitutos eran obligados a hacer diferentes prácticas sexuales consideradas humillantes para el ciudadano griego (y más para el hombre), como, por ejemplo, las felaciones. 

Existían dos tipos de prostitutos en la Antigua Grecia, también clasificados por su clase social y las tarifas de sus servicios (por cierto, muchísimo más bajas que las de las mujeres de este oficio):

  • Pórnos. Tenían exactamente la misma condición laboral y vital que las mujeres de este nivel, las pornai, de las que ya hemos hablado. Pertenecían a la clase social más baja y la mayoría eran esclavos extranjeros u hombres pobres que estaban obligados a pagar impuestos por ejercer. Los burdeles se encontraban también en las zonas más alejadas de la polis, en los puertos o en los barrios pobres.
  • Hetairikós. Podemos clasificar este tipo de prostitutos en similitud a las hetairas, pero para nada eran bien vistos y acogidos por la sociedad griega. Su mayor calidad de vida personal y laboral se basaba en acompañar a un cliente en exclusividad, normalmente un hombre de poder adquisitivo alto. Los burdeles eran de alto lujo y se encontraban en el centro de las ciudades. Algunas fuentes también sostienen que estos establecimientos estaban dentro de las propias casas en zonas apartadas (lo que explicaría la ausencia de restos arqueológicos de estos locales).

Ya por último comentar que si hablamos de prostitución masculina en la Antigua Grecia, se ha de mencionar la pederastia educativa, una práctica por entonces aceptada y normalizada que no se clasificaba exactamente como prostitución pero sí implicaba la petición de prácticas sexuales a cambio de dinero o a través del chantaje emocional. Resumidamente, hablamos de dos figuras: el adulto (erastés), que debía ser ciudadano y no esclavo, y el joven apuesto (erómenos), que recibía lujosos regalos del primero a cambio de sexo.

Los erómenos solían provenir de buenas familias y practicaban sexo homosexual por puro interés material, pero se les diferenciaba socialmente de los pornós. Aún así, para asegurarse de que la ley no era violada (recordemos que solo se podía ejercer a partir de la adolescencia), el gobierno reguló esta situación mediante el nombramiento de ciertos funcionarios que se dedicaran a supervisar la actividad de los jóvenes en lugares públicos frecuentes, como el gimnasio o la escuela.


GCL


2 respuestas a “Prostitución en la Antigua Grecia

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